Si de verdad le preocupa su salud,
es imperativo actuar.
Hoy. ¡Ahora!
Muchas veces hemos hablado sobre
vitamina D en Tener S@lud, y hoy ha llegado el día de pasar a la acción.
La vitamina D es esencial, crucial
para la salud, pero la mayoría de la gente aún no lo sabe.
Hasta hace muy poco, la falta de
vitamina D se asociaba al raquitismo y a problemas de crecimiento en los niños,
y poco más. Era una vitamina a la que se daba una importancia relativa, y a
casi ningún médico se le pasaba por la cabeza pedir análisis a sus pacientes
para medirla de forma rutinaria o pensar que pudiera faltarles a los habitantes
de países soleados.
De un tiempo a esta parte, sin
embargo, las cosas han cambiado radicalmente. Los descubrimientos en torno al
papel esencial que juega esta vitamina en la salud (y su déficit en la mala
salud) no dejan de sucederse.
Sin embargo, y aunque algunos
médicos comienzan a medirla e incluso a recetar suplementos para paliar su
carencia, el déficit sigue estando dramáticamente generalizado entre la
población y las dosis que se prescriben siguen siendo escandalosamente bajas.
La vitamina D está viviendo
actualmente una auténtica revolución silenciosa, que transformará como pocas
cosas la historia de la salud y la medicina. En poco tiempo, ocupará el mismo
lugar entre los grandes descubrimientos médicos que en su día supusieron la
penicilina para luchar contra las infecciones bacterianas mortales, la
anestesia en las operaciones quirúrgicas o las técnicas de imagen en los
diagnósticos, por citar algunos. Y no exagero. Tiempo al tiempo.
Y aunque ese momento sin duda
llegará, el mensaje aún no se ha extendido lo suficiente y su importancia no ha
llegado a todas partes. Muchas personas siguen enfermando por culpa de un
déficit de vitamina D sencillísimo de solucionar.
Para mí es un escándalo de salud
pública que, con todo lo que ya se sabe sobre vitamina D, las autoridades
sanitarias no hagan nada. Simplemente informando adecuadamente a la población
se evitarían enfermedades que causan un gran sufrimiento y un enorme coste a
las arcas públicas.
Serviría para prevenir enfermedades
de los huesos (como la osteoporosis), para regular el sistema
inmunológico (y prevenir enfermedades como la gripe), para prevenir
numerosos tipos de cáncer, enfermedades autoinmunes como la
esclerosis múltiple o la diabetes tipo 1, enfermedades cardiovasculares,
hipertensión, demencia y hasta el estrés y la depresión,
que podrían prevenirse fácilmente (e incluso revertirse) con la cantidad adecuada
de vitamina D.
Pero mientras ese momento llega,
cada uno de nosotros deberá velar por sí mismo y tomar su propia iniciativa.
Por eso quiero hablarle hoy de
nuevo de ella e instarle a actuar inmediatamente, tomando para usted y su
familia la mejor y más sencilla decisión, adelantándose al momento en el que
por fin las autoridades sanitarias estén a la altura y ni una sola persona vea
perjudicada su salud por falta de vitamina D.
Empecemos por el principio.
Qué es la vitamina D y cómo se
obtiene
Se le llama “vitamina” pero es
mucho más que eso, pues actúa más bien como una hormona en el organismo. Por
eso muchos la consideran más bien una “supervitamina”, un nombre que tiene aún
más sentido cuanto más se conoce el increíble papel que juega en nuestra salud.
La mayor parte de la vitamina D la
obtenemos a través del sol, a partir de las moléculas de colesterol que
circulan por debajo de la piel y que, al interactuar con la luz solar, se
transforman en vitamina D (en un proceso que algunos han comparado con el de la
fotosíntesis en las plantas).
Y el resto, una pequeña parte, la
obtendríamos a través de la alimentación, ingiriendo alimentos que la contengan
(como yema de huevo, sardinas, salmón, caballa o arenque, por ejemplo). Pero en
todos los casos el aporte que suponen es muy modesto.
Si tomáramos el sol lo suficiente
durante los meses cálidos, podríamos almacenar una cierta cantidad de vitamina
D para cuando el sol deja de brillar. Pero ni, aunque contáramos con unas
buenas reservas nos duraría para todo el invierno.
El problema se acentúa por el hecho
de que durante el verano no sintetizamos la suficiente cantidad de vitamina D,
y esto es así en muchos países del mundo, incluida España, por mucho que seamos
un país con gran cantidad de horas de sol.
La vitamina D, un bien muy escaso
¿Por qué se nos escapa la vitamina
D aunque haya tanto sol? Hay varias razones, pero la principal es que no lo
aprovechamos, pues apenas dejamos que el sol roce nuestra piel. Nos pasamos el
día metidos en nuestras casas y oficinas, o en los medios de transporte, y
cuando salimos a la calle, lo hacemos siempre bien cubiertos con ropa.
Para que nuestro organismo
sintetice la vitamina D, el sol debe estar en lo alto, cuando los rayos de sol
inciden verticalmente sobre la piel. Las pocas veces que podría darse esta
situación (cuando vamos a la playa, por ejemplo), lo hacemos cubiertos y
protegidos de cremas solares (que bloquean la síntesis de la vitamina D), de
forma que apenas dejamos que el sol y la piel hagan su trabajo. E incluso
evitamos que nos dé el sol precisamente cuando sería más útil para la síntesis
de vitamina D, a partir de mediodía y hasta las tres de la tarde.
Los dermatólogos sin duda han
conseguido su objetivo (al igual que los fabricantes de cremas solares, todo
hay que decirlo) y están evitando problemas de piel… ¡pero a costa de extender
brutalmente el déficit de vitamina D!
La falta crónica y generalizada de
vitamina D es un asunto realmente serio. Se estima que en todos los países
occidentales hay un déficit alarmante. De hecho, la Unión Europea ha emprendido
el proyecto de investigación ODIN, liderado por la universidad irlandesa de
Cork y en el que participan también científicos españoles de la Universidad
Politécnica de Madrid, con el objetivo de medir exhaustivamente el déficit de
vitamina D en Europa por grupos de población y revisar las recomendaciones
actuales de ingesta.
Sus resultados tardarán en llegar,
pero el informe preliminar con sus primeras conclusiones es contundente:
“El presente trabajo dentro del
proyecto ODIN (...) proporciona la primera evidencia firme de que el déficit de
vitamina D está generalizado en toda Europa y en unas tasas de prevalencia que
indican que se trata de un problema grave de salud pública en el que subyace no
sólo el riesgo de enfermedades óseas metabólicas, sino también de otros
problemas potenciales de salud”. (1)
Y en España, por mucho que
exportemos la idea de sol y playa, lo cierto es que el déficit de vitamina D es
generalizado. Hay estudios concretos que confirman que la población española lo
sufre, y cuya conclusión es que en áreas geográficas variadas y en distintos
tramos de edad, la población española, pese a tener sol en abundancia, tiene
déficit de esa vitamina. (2) (3) (4)
¿Le cuesta creerlo? Un reciente estudio
quiso poner a prueba la teoría imperante hasta hace poco de que en los lugares
soleados la vitamina D no era un problema para su población. Para ello midieron
el nivel de esta vitamina en 254 adultos sanos de más de 50 años de Marruecos,
un país situado en una latitud ideal en cuanto a inclinación de los rayos
solares que recibe y que, de hecho, tiene sol la mayoría de los días del año.
¿Su conclusión? El 85,2% de los hombres y el 77,4 de las mujeres tenían un
nivel insuficiente de vitamina D. Detrás de estos resultados influye sobre todo
la forma de vestir tanto de hombres como de mujeres, que tienden a exponer poca
piel a la luz del sol. (5)
Una prueba contundente de que vivir
en un país soleado (como sin duda también es gran parte del territorio de
España) no garantiza nada.
Asúmalo: a usted le falta vitamina
D
No hace falta que se haga ningún
análisis, pues lo más seguro es que usted tenga déficit de vitamina D. Y no es
que yo tenga una bola de cristal; es simple estadística, pues lo tiene un
porcentaje altísimo de la población.
Y más aún si usted se encuentra en
una de estas situaciones, que acentúan el déficit:
·
Tiene la piel oscura (cuanto más
oscura es la piel, más le cuesta sintetizar la vitamina D). (6)
·
Se protege del sol (limitando las
horas de exposición cuando los rayos inciden verticalmente, permaneciendo bajo
la sobrilla, aplicando protectores solares…). (7)
·
Tiene más de 50 años (a medida que
pasan los años el organismo tiene más dificultades para sintetizar vitamina D
cuando se expone a la radiación, que llega a verse realmente comprometida a
partir de los 65, y más aún si a partir de esa edad se tiende a permanecer en
interiores y a protegerse del sol). (8)
·
Tiene sobrepeso u obesidad (un
índice de masa corporal ≥30 kg/m2 incrementa el riesgo de déficit, pues una vez
la piel sintetiza la vitamina D, ésta es absorbida por los depósitos de grasa
corporal, haciéndola menos disponible). (9) (10)
La ropa (camisa, pantalón, etc.)
hace que no podamos sintetizar vitamina D aunque haga sol. (11)
Además, ciertas enfermedades
acentúan el riesgo de déficit (como la enfermedad renal crónica, la fibrosis
quística, enfermedades hepáticas colestáticas y no colestáticas, enfermedad
inflamatoria intestinal, etc.). (12) (13) (14)
Y, por supuesto, también influyen
las condiciones ambientales (latitud, altitud, contaminación del aire,
nubosidad…), que tienen una gran influencia en la intensidad de la radiación
UVB que llega al suelo. (15) (16)
En definitiva, si usted fuese un
indígena de los trópicos que pasa la mayor parte del tiempo al aire libre, no
tendría que preocuparse por su tasa de vitamina D. Y tampoco si estuviera
jubilado, viviera en Miami y su rutina incluyera paseos diarios al sol. Pero si
no es su caso, convénzase: seguramente, como a casi todos en estos tiempos que
vivimos, le falta vitamina D. Y eso supone un riesgo para su salud sencillísimo
de solucionar.
¿Qué hacer para tener suficiente
vitamina D?
Si, como hemos visto, el sol no
basta y llegamos al otoño con las reservas de vitamina D bajo mínimos, y
tampoco podemos obtener suficiente a través de la alimentación, ¿qué podemos
hacer para garantizar que tenemos la cantidad necesaria para sacar partido de
todos sus beneficios sobre la salud?
¡Actuando! Y por eso empezaba este
texto diciéndole que hoy y ahora es cuando debe ponerle remedio. Y la
única forma posible es a través de la suplementación.
No lo dude. Son tantos los
beneficios que va a proporcionarle tomar vitamina D, y tantos también los
perjuicios de su carencia, que no debe tener la mínima duda respecto a la
conveniencia de suplementar su dieta con esta vitamina desde este momento y hasta
el verano.
Le he mencionado sólo algunos de
estos beneficios, pues si le diera la lista completa le aseguro que no
tendríamos espacio suficiente en este texto de hoy para contarle todos. Y es
que el papel primordial de la vitamina D frente a multitud de dolencias y
enfermedades está sobradamente demostrado, ayudándonos a protegernos de la
gripe, prevenir enfermedades como la osteoporosis, la diabetes, las
enfermedades cardiovasculares, el párkinson, la depresión o a reducir el riesgo
de ciertos tipos de cáncer, entre otros. Y a tratar con éxito muchas de ellas
(dermatitis atópica, enfermedades inflamatorias intestinales, enfermedades
cardiovasculares…). Me comprometo a detallarle los resultados de los últimos
estudios sobre vitamina D en un próximo número de Tener S@lud, y hoy le
animo a concentrarse en pasar a la acción: empiece hoy mismo a tomar vitamina
D.
En Reino Unido, tres grandes
especialistas en vitamina D (W.B. Grant, C.F. Garland y M.F. Holick) llevaron a
cabo un estudio en el que concluyeron que si su población recibiese la misma
cantidad de sol que Florida, reduciría su mortalidad en 22.000 personas al año
tan sólo a causa del cáncer. Increíble, ¿no? (17)
Cuánta vitamina D debe tomar
En nuestro país vivimos en una
especie de limbo respecto a la vitamina D, de espaldas a las investigaciones
científicas que no dejan de sacar a la luz nuevos beneficios de contar con un
nivel adecuado.
Así, el aporte nutricional
recomendado de forma general de vitamina D en Europa es de 200 UI al día, que
es el que consta en la información nutricional que aparece en la etiqueta de
los alimentos, redactada según la legislación vigente a nivel de la Unión
Europea.
Bajísimo. Tanto que roza lo
ridículo.
Incluso los médicos interesados en
la materia y que se preocupan de medir el nivel de vitamina D en sangre de sus
pacientes, cuando observan que hay carencia (lo que por otra parte ocurre siempre),
prescriben unas dosis increíblemente bajas.
No hay un único criterio respecto a
las dosis recomendables, pero quienes más saben, dentro de sus discrepancias,
apuntan a unas dosis ostensiblemente más elevadas. Por ejemplo, para que se
haga una idea, la Sociedad americana de Endocrinología y el Vitamin D Council
(una sociedad científica sin ánimo de lucro estadounidense centrada en la
vitamina D), recomiendan 2000 UI al día en bebés, 4000 UI al día (ó 2000 por
cada 11,34 kilos de peso en el caso de Vitamina D Council) en niños y 10 000 UI
en el caso de adultos.
Cualquier médico español
probablemente le diría que es excesivo, pero tenga claro que las
investigaciones más punteras van por ahí.
Teniendo en cuenta todas las
circunstancias que intervienen en la cantidad de vitamina D con la que es
necesario suplementar la dieta, si usted es una persona sana, debería empezar
ya mismo a tomar 2000 UI de vitamina D al día.
Para la mayoría de la gente, la
toxicidad con la vitamina D es imposible con niveles de ingesta por debajo de
10 000 UI al día, así que con la dosis que le estoy recomendando puede estar
absolutamente tranquilo. (18) (19) (20)
La vitamina D es fácil de encontrar
en farmacias, herbolarios y tiendas especializadas. Le aconsejo la forma D3
(colecalciferol) en lugar de la D2 (ergocalciferol), puesto que la D3 es
exactamente la que produce su cuerpo por la exposición al sol. E igualmente le
recomiendo tomarla en dosis diarias (aunque existen formulaciones con dosis
únicas de 50 000 ó incluso 100 000 UI, pero es más lógico y natural tomarla en
la dosis que va a utilizar su organismo diariamente).
Teniendo en cuenta todo lo anterior,
y si quiere pedir ya vitamina D, hoy le recomiendo la vitamina D3 de
Supersmart. Viene en botes de 150 comprimidos de 1000 UI cada uno, por lo que
es la apuesta perfecta para todo el mundo, para empezar a tomar ya mismo la
vitamina D que su cuerpo va a necesitar durante todos los próximos meses, al
menos hasta que pueda proporcionársela directamente a través del sol.
En Tener S@lud somos
abanderados de la vitamina D, pues es un suplemento muy asequible de beneficios
incalculables. Por eso también le animo a adquirirla no sólo para usted, sino
también para sus familiares. No hay nadie a quien no le vaya a beneficiar tomar
vitamina D. Además, si usted está tomando un suplemento multivitamínico, es
perfectamente compatible con él. De hecho, sería recomendable complementarlo
con el de vitamina D, pues en los multivitaminícos la dosis que suelen incluir
de vitamina D es insuficiente para cubrir las necesidades diarias.
Fuentes:
1.
“Vitamin D deficiency in
Europe: pandemic?” Cashman KD, Dowling KG, Škrabáková Z, Gonzalez-Gross M,
Valtueña J, De Henauw S, Moreno L, Damsgaard CT, Michaelsen KF, Mølgaard
C,Jorde R, Grimnes G, Moschonis G, Mavrogianni C, Manios Y, Thamm M. Mensink
GB, Rabenberg M, Busch MA, Cox L, Meadows S,Goldberg G, Prentice A, Dekker JM,
Nijpels G, Pilz S, Swart KM, van Schoor NM, Lips P, Eiriksdottir G, Gudnason V,
Cotch MF,Koskinen S, Lamberg-Allardt C, Durazo-Arvizu RA, Sempos CT, Kiely M.
AJCN. First published ahead of print February 10, 2016 as doi:
10.3945/ajcn.115.120873.
2.
“Hipovitaminosis D asociada a
exposición solar insuficiente en la población mayor de 64 años”. 2006.
Montserrat Vaqueiroa,b, Marisa Baréb, Esperança Antona, Eulàlia Andreua, Antonio
Moyac, Rosa Samperec, Eduard Villard y Carmen Gimenoe, en representación del
grupo de estudio D’AVIS.
3.
“Elevada prevalencia de
hipovitaminosis D en los estudiantes de medicina de Gran Canaria, Islas
Canarias (España)”. 2011. González-Padilla E, Soria López A, González-Rodríguez
E, García Santana S, Miravalle-Pescador A, Groba Marco MV, Saavedra P, Quesada
Gómez JM, Sosa Henríquez M
4.
“Prevalencia de
hipovitaminosis D en población trabajadora sanitaria”. 2012. Brígido Pérez
Bermúdez, M. Antonio Aranda Vizcaíno, Javier Rodríguez de Cía, Carolina
Corvalán Prano, Carmen Fernández Felipe.
5.
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status in healthy Moroccan men and women aged 50 years and older: a
cross-sectional study. Archives of Osteoporosis, 2016. Tovey, A. & Cannell,
JJ. Nearly 90% of older Moroccan men and women have low vitamin D levels. The
Vitamin D Council Blog & Newsletter, 2016.
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