Entender cómo funciona
el flujo energético que generamos, y entender como es el flujo energético al
que estamos conectados, es vital para comprender como interactuar en este
sistema parasitario, y no quedar exhaustos en según qué situaciones en las que
estamos expuestos, rodeados de vampiros energéticos y portales orgánicos.
La
energía que fluye alrededor nuestro que llega desde el espacio, es generado
desde el planeta, y desde la flora y fauna, son energías puras sin carga
emocional, estas energías no solo portan un elemento vital para la vida,
también portan todo tipo de datos esenciales para la comunicación entre seres
vivos. Nosotros participamos retroalimentando este flujo, recibimos y a la vez
emitimos, por lo que a menor escala participamos igual que cualquier orbe del
cosmos, es en este “fluir” donde encontramos sentido a la popular cita “somos
parte de un todo”.
Somos una fuente, conectados a múltiples fuentes, que a su vez
están conectadas a múltiples fuentes. Esto siempre se entendió de forma vertical,
en una pirámide, creando una jerarquía mental, con una fuente primaria y
suprema, pero en realidad es multidireccional y no jerarquizada en absoluto.
Al igual que con las células, virus y bacterias que pueblan
nuestro organismo, las cuales todas forman parte de nosotros y todas cumplen
una función, en ese “como es arriba es abajo” nosotros cumplimos una misma
función con el planeta y este a su vez con la galaxia, es algo sencillo de
comprender y ver que todo está engranado, y todo funciona gracias a que todos
cumplen su cometido.
Pero en toda regla hay una excepción, y esa es la que ocurre en
nuestro planeta, con un sistema contra natura, en el que hay una gran cantidad
de personas que ignoran su función real en esta vida y en este mundo, que
depredan y consumen a su propia especie por ignorancia en su mayoría. En este
sistema existen una gran cantidad de, se podría decir, “células” que atacan a
sus iguales, como en una especie de Lupus global.
La energía que emana de los Seres es aprovechada por
los parásitos
El creer en una ley no natural, como es la ley del más fuerte,
genera una especie de aceptación a la depredación, el esclavismo y la cosecha
energética. Este sistema planetario impuesto, creo esta propaganda que
finalmente fue creída y aceptada durante demasiado tiempo, lo que nos obliga a
todos los Seres a trabajar duramente para derrocarlo y restaurar el orden
natural basado en el bien común.
Quizá el problema surge en cómo identificar a un parásito, no
somos expertos, no queremos prejuzgar o etiquetar, no tenemos una fiabilidad
del 100%. Esto lo da la experiencia, profundizando en el trato cordial,
sabiendo escuchar y aprendiendo a leer tus propias reacciones cuando tratas con
otros, se va aprendiendo, distinguiendo y finalmente a identificarlos. Nuestra
mejor herramienta es nuestra empatía, ya que los parásitos no son generadores
energéticos, nos puede ayudar al no percibir de ellos ninguna emoción.
Nosotros al tomar la energía la marcamos e imprimimos con
nuestra marca emocional, única y distinguible del resto, dándole un carácter
personal. Recibimos la energía pura y la emitimos con nuestra carga y con
nuestra información. Esto es una constante, recibimos y emitimos, otro ser que
interactúe con nosotros emitirá y recibirá, pero al recibir, le llegara lo que
emitimos nosotros y así el otro receptor sabrá cómo estamos sin siquiera emitir
un sonido. Al contrario que con la telepatía que es un puente mente a mente,
con la comunicación energética, recibimos las emociones de todos los que nos
rodean, y estos su vez la nuestra.
Un parásito solo recibe y no emite, por lo cual si tenemos
entrenada nuestra empatía nos percataremos de que no recibimos nada de ellos,
ningún clima emocional, ninguna comunicación energética. Esto no es nada
fantástico, ni difícil de lograr, solo requiere empezar a leer nuestras
emociones e identificar las que nos llegan de otros, no solo es útil para
identificar un parásito, su verdadera función es la de entender al otro, la de
comprender su situación antes siquiera de que haya una comunicación oral, de
este modo no prejuzgamos y no nos creemos superiores a nadie, entendemos el
tránsito y la situación de quien nos rodea, y estos a su vez la nuestra.
Los parásitos (PO) están conviviendo con los Seres en todos los ámbitos, incluido el
familiar.
Así es la conciencia colectiva, todos trabajando en el bien
común, comprendiendo y sintiendo las circunstancias de los demás como la
nuestra propia, sin perder la individualidad que ayuda a aportar un nuevo matiz
distinto, y sin perder la colectividad que ayuda a cumplir una meta común.
Esto es importante tenerlo integrado, para tener claro que
beneficia al sistema y que ayuda a restablecer el orden natural basado en el
bien común.
Hay que distinguir que los parásitos pueden cumplir dos funciones:
Una, la asumida por todos que es la de nutrirse de nuestra
energía, para su propia supervivencia, una segunda en la que nos descargan
paquetes de energías densas, para que las reciclemos. Esta última quizá menos
conocida, es sencilla de identificar.
Algunas energías excesivamente densas o inservibles para el parásito
nos son devueltas. Para hacernos una idea rápida, estas energías se podrían
decir que son defecadas por el parásito, y al devolvérnoslas, su pretensión es
que las purifiquemos y las devolvamos al parásito.
Cuando recibimos uno de estos paquetes energéticos densos,
automáticamente nos sentimos agotados, enfermizos e incluso depresivos. Lidiar
con esto nos puede llevar dos o tres días (en una persona sana), tras los
cuales devolvemos esa energía desdensificada, más liviana y lista para el
consumo.
Es sencillo distinguir como Seres que conviven con un parásito
tienen ciclos repetitivos de enfermedad, depresión o agotamiento, viven en un
constante sube y baja emocional, y parece que no acaban de recuperarse nunca,
lleven la alimentación que lleven, hagan o no vida saludable, el parásito sabe
cuándo exprimir, y cuando esperar a que el huésped recicle sus desechos.
Una vez tengamos identificado al parásito, y tengamos una
seguridad alta de que esta causa es el origen de nuestro mal, o el mal que
afecta a un ser querido. Solo debemos apartarlo del parásito, si esa persona
mejora, y esa mejoría es palpable, ya tendremos una prueba lo suficientemente
convincente para empezar no solo a identificar a otros parásitos, sino para
encontrar la forma de liberarnos del parásito o ayudar a liberarse a otros de
sus parásitos.
Tenemos que tener siempre presente que estos parásitos o
portales orgánicos, están completamente infiltrados, y que a muchos de ellos
simplemente los llamamos familia, amigo, amante, compañero…
No es cuestión de crearnos una psicosis, pero si tenerlo en
cuenta para operar en consecuencia, y protegernos de posibles robos
energéticos. La única meta que persigue esto es estar sano, fuerte y mentalmente
estable. El parásito acaba por controlar nuestra mente y anular nuestra
voluntad, para asegurarse su propia supervivencia. Inundara de falsedades el
pensamiento del huésped, para que solo vea la realidad tal y como al parásito
le interesa que la vea.
Si comprendiste cómo funcionan los flujos energéticos, como
participas tú mismo en esa comunicación, emitiendo y recibiendo energía, si
quieres sentir esa conexión y empezar a empatizar, y a leer correctamente a los
demás, solo debes empezar a escucharte y a leerte a ti mismo, y así poco a poco
podrás ir identificando las energías de los demás.
Poco a poco sabrás como se sienten, y ellos, si participan
contigo en la misma búsqueda, sabrán como sientes tú. Esto si se practica en
pareja, el avance es mucho más rápido, y la relación entre ambos se enriquece
enormemente, dándole un cariz a la relación que seguro antes no habíais
experimentado. Es importante despejar la mente de problemas cotidianos y estar
tranquilos para leer correctamente al otro, lo único que se los impide es su
propia elección.
Fuente:
Rubén
Torres cosechadealmas.blogspot.com